
Soy una fotógrafa encubierta con un título de Comunicadora Social. Alrededor del 2016 en mi segundo año de facultad, la fotografía se filtró en mi vida en forma de una Canon 600d. Lindísimo instrumento que me acompañó en uno, dos y tres cursos de fotografía que seguí paralelamente a mis estudios. Me familiarice con el idioma: el iso, cuanto más bajo mejor, el diafragma me gusta lo más abierto posible y la velocidad puede variar. Más adelante, de la mano de un trípode que me regalaron, llegó un lente 50mm con apertura 1,4. Sublime . La calidad de la imagen era mucho más nítida y el contraste resaltaba cada arruga que quisiera enfocar. Con esa flexibilidad de luz me zambullí en la fotografía nocturna, jugué a escribir mi nombre una y otra vez con una linterna, saque fotos a estrellas que nunca había visto, descubrí a Alejandro Chaskielberg y su proyecto documental de iluminación nocturna.
Con el paso del tiempo mis fotos tomaron nueva forma y color cuando les sume movimiento y sonido. La música es mi segunda pasión así que cuando descubrí que podía fusionar los dos mundos en una aplicación que se llamaba Premiere no pude parar de ver videos en YouTube para entender cómo funcionaba esta nueva herramienta. Vinculé golpes de sonido con movimientos para generar ritmo, ordené las imágenes para contar una historia y a veces se generaba una historia alternativa a la real pero que era igual de interesante. Conecté con un lenguaje intuitivo, delicado y arraigado a mi ritmo interior.
Por eso paso por acá a contar que nadie sabe pero soy fotógrafa y me encantaría invitarlos a recorrer un pedacito de mi sensibilidad.